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Enojado por tus besos.

Jungkook despertó por el impulso de estornudar 4 veces seguidas, su cabeza dolía un poco al sentarse en la orilla de la cama y sentía la nariz congestionada, maldijo a todos los cielos por su sistema inmunológico débil, se supone que un alfa no debería enfermarse por cosas tan simples como unos minutos de aire frío, pero terminó por maldecirse así mismo porque siendo sinceros él fue el causante de su debilidad.

—Te dije que enfermarías —una voz adormilada a sus espaldas lo asustó un poco, creía que el castaño estaba durmiendo aún, ahora estaba más molesto consigo mismo por haberlo despertado, el omega se acercó a él y puso una palma en su frente para medir su temperatura—. No tienes fiebre, eso es bueno —acarició su mejilla dulcemente—, te haré un té.

—Yo lo haré, bebé —negó con la cabeza y retiró la palma del menor pero antes de soltarla dejó un beso en su dorso—. Tú vuelve a dormir, lamento despertarte a las... —miró el reloj de su teléfono y sus ojos se abrieron de más al ver que ya pasaba de las 9:00 am—, bueno, creo que igual teníamos que despertarnos —ríe un poco, su risa sonaba congestionada.

—¿Aún quieres que salgamos a visitar a nuestros padres? —pregunta.

—Es navidad, bebé —dice sonriente—. No me siento tan mal, y hay que abrir los regalos —su gran sonrisa convenció al menor de que su malestar no era tanto.

—Creo que he recibido demasiados regalos —su sonrisa era lo opuesto a una queja—, pero el mejor fue que me pidieras ser tu novio y permiso para cortejarme.

—¿Si? —pregunta en un tono coqueto rodeando la cintura del menor para traerlo hacia su regazo, el ojiazul se deja gustoso y asiente para responder con una sonrisa dibujada en los labios—. Me alegra hacerte feliz —acercó su rostro al del más pequeño para juntar sus labios en un beso pero cuando estaba a tan solo unos milímetros, retrocedió de golpe, Jimin claramente, lo observó extrañado—. No puedo besarte —niega.

—¿De qué hablas? —tenía el ceño fruncido y el labio inferior levemente sobresalía en un puchero.

—Lo siento, bebé —un estornudo lo ataca haciendo que gire su cara y se cubra con el antebrazo—, pero si estoy enfermo te puedo contagiar y no estoy dispuesto a arriesgarme —niega triste.

—Lobito —reía a carcajadas—, es una gripe, no un virus mortal ni nada semejante —sus manos estaban puestas en los hombros del mayor mientras este lo sostenía de la cintura, el omega trató de acercarse de nuevo a sus labios pero Jungkook volteó el rostro.

—Lo siento, pero no toleraré verte enfermo por más simple que sea —su mirada estaba puesta en la pared a espaldas de Jimin y al terminar de hablar apretó los labios.

—Bien —Jimin se paró de golpe—, voy por tu té, alfa tonto.

—Amor, no te molestes —tomó su mano cuando estaba por irse.

—No estoy molesto —asegura con el rostro sin casi ninguna expresión, solo tenía los labios apretados levemente.

—Claro que lo estás, puedo sentirlo —dice divertido pero el menor no tuvo cambio alguno—, además aprietas tu boquita en una forma rara cuando estás enojado.

—Bien, lo estoy —se encoje de hombros con simpleza—. Y esta linda boquita que se frunce al enojarme no va a volver a besarte jamás —sentencia y sale de la habitación. Jungkook realmente olvidó que Jimin toma todo muy apecho los últimos días.

—¡Lamento si te enojas, pero no cambiaré de opinión, mi prioridad es tu salud! —alza la voz para que el chico pueda oírlo, pero su tono no deja de sonar divertido, Jimin es normalmente terco pero el omega con un celo próximo es la cúspide de la terquedad, puede que él también esté siendo ridículo al negarse a besarle pero no quiere ser la causa de alguna enfermedad del más joven.

✧✦✧

Había pasado poco menos de una hora y Jungkook estaba bajando las escaleras del departamento para dirigirse a la cocina, recién se había duchado y tomado unas pastillas para la jaqueca que lo atacaba gracias al resfriado que apenas estaba por comenzar, su nariz aún estaba congestionada y su garganta ardía un poco, antes de que se acercara más a la cocina, Jimin salió de ella.

—Aquí está tu té —le muestra una de las tazas que llevaba en las manos, el omega se dirigió a la sala de estar, el mayor lo siguió de cerca, tal vez su humor ya había mejorado así que el rizado sonrió contento por obtener su perdón.

Jimin se sentó en el borde del sofá y tomó uno de los platos que reposaba en la mesa de centro, Jungkook lo imitó sentándose inmediatamente a su lado pero la mirada que el omega le dirigió casi lo asusta, tenía los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

—Muévete, puedes contagiarme si estás tan cerca —solicita y el alfa sintió que su pecho dolía—, dijiste que quieres cuidarme así que... —con el tenedor señala el lado contrario del sofá y el ojiverde asiente con algo de tristeza y se levanta para posicionarse en el nuevo sitio. Sabe que Jimin hace todo esto para vengarse de su negativa a los besos, pero el alfa no va a ceder, hablaba enserio cuando dijo que no quiere contagiarlo—. ¿Cuando volvamos podemos ver el grinch? —el omega trataba de ocultar una sonrisa mientras miraba la televisión.

—Sabes que siempre se hará lo que tú quieras, bebé —acepta el mayor llevándose un poco de comida a la boca.

—¡Gracias! —habla sonriente el ojiazul pero se arrepiente al recordar que está molesto con su alfa así que de nuevo vuelve su rostro serio, Jungkook quiso reír a carcajadas pero no podía arriesgarse a enfurecerlo más.

—Por nada —le sonríe aunque el menor no esté prestándole atención a otra cosa que no sea la televisión—. ¿Iremos primero a casa de tus padres o de los míos?

—Jiyoung me envió un mensaje hace un rato, ellos irán a casa de mis padres —se encoje de hombros.

—¿Mi madre te envió un mensaje a ti y no a mi? —había sorpresa en su voz pero no le molestaba en lo absoluto, su lobo estaba contento por saber que sus padres tenían una confianza muy grande con el menor.

—Si —continúa comiendo sin dirigirle la mirada.

—¿De verdad no vas a verme ni sonreírme? —aunque le divierte la actitud del menor le duele no tener la atención de su omega, su lobo se entristece al no ver directamente sus ojitos azules o su gran sonrisa.

—Nope —dice tiernamente sin despegar sus ojos de la pantalla.

—¡Pero tienes que estar feliz! Hoy anunciaremos nuestro cortejo —dice inteligentemente, es casi seguro que eso va a cambiar el humor del omega, el semblante duro del ojiazul flaquea convirtiéndose en alegre, el alfa festejó internamente por su triunfo.

—Yo no dije que no estoy feliz, soy el más feliz —sonríe pero luego vuelve a la seriedad—, pero también estoy molesto, alfa tonto —el mayor no debió festejar tan pronto.

—No puedo besarte, enfermarás y eso es lo último que quiero, comprende —ladea la cabeza y hace un puchero—. ¿Me perdonas?

—Aún no —niega—. Voy a estar molesto por un rato, no mucho —avisa—, solo déjame asimilar que te negaste a besarme —Jungkook sonríe un poco y ambos continúan comiendo, el alfa no puede enfadarse o sentirse mal al respecto, sabe que si Jimin le negara un beso estaría mucho peor que él, solo espera que el enfado de su omega no dure demasiado.

✧✦✧

Zico aún no volvía de sus días libres así que el alfa manejó de nuevo hacia la casa de sus ahora oficialmente suegros, estacionó la camioneta frente a la casa y pudo ver el auto de su padre estacionado a unos metros de distancia, el nerviosismo comenzó a apoderarse de su ser y un nudo se formó en su garganta, Jimin volteó a verlo algo asustado pues estaba sintiendo lo mismo que él.

—¿Qué pasa, Kook? —se mostraba preocupado, aún seguía en su afán de seguir molesto con el mayor, pero es claro que esa molestia infantil iba a pasar a segundo plano cuando su alfa se encontraba mal por algo, su omega lo obligaba a dejar sus berrinches a un lado y ayudarlo.

—Nada, solo... estoy nervioso —respiró hondo algunas veces—, yo no sé cómo hacer esto.

—¿No sabes cómo entrar a una casa y saludar? —ríe tratando de aligerar el ambiente.

—Me refiero a que no se cómo anunciar nuestro cortejo, tengo miedo —cierra los ojos y en menos de dos segundos ya tenía al omega sobre su regazo cubriéndolo con vainilla y café, el alfa respiró hondo y escondió la nariz en su cuello.

—Solo así, simple y sin explicaciones que no necesitamos dar —sonríe tiernamente y acaricia los brazos del más alto para transmitirle tranquilidad—, pero no tenemos que hacerlo si no quieres, lo importante es que tú y yo lo sabemos.

—Pero quiero hacerlo. Quiero hacer las cosas bien como tú lo mereces —su tono era bajo y algo nervioso—. Desde la vez que tus padres me visitaron en el hospital estaba demasiado nervioso porque no me aceptaran, eso no salió como yo lo esperaba pero sigo teniendo miedo de que no me consideren lo suficientemente bueno para ti.

—Ellos saben cuanto te amo —niega—. Nunca se opondrían, y aunque lo hicieran, yo quiero estar contigo por el resto de mi vida, tendrán que aceptarlo porque no puedo estar sin ti —abrazó al alfa y soltó un poco más de su aroma para apaciguar su nerviosismo—. Ahora vamos adentro, ¿si? —sonríe y baja por la puerta del piloto—. Y no olvides que sigo molesto contigo —tuerce su rostro en una mueca graciosa que hace sonreír al ojiverde.

—De acuerdo, amor —habla divertido bajando del vehículo y siguiendo de cerca al menor.

—Guarda tu distancia conmigo, puedes enfermarme —el omega hablaba en el mismo tono serio que las otras veces, pero una sonrisa demasiado sutil se dibujaba en sus labios, Jungkook se alejó un paso con diversión, Jimin realmente se tomaba muy enserio el papel. Avanzaron hasta la puerta y cuando Jimin estaba por abrirla notó de nuevo el nerviosismo en su pecho y Jungkook habló.

—¿Puedes darme la mano y seguir molesto? —pregunta con ojos de cachorro y el mismo rostro nervioso que Jimin vio la primera vez que le pidió tomar su mano, recordar a su alfa en una camilla tan pálido y en riesgo no le hizo feliz, pero para su fortuna el tiempo había pasado, Jungkook ya estaba bien y a su lado, a punto de anunciar su cortejo, en definitiva la vida cambia en muy corto tiempo y el ojiazul agradece esos cambios.

—Claro que si, Kook —sabe que está nervioso, él también lo está, pero después de todo sus familias daban por hecho todo ésto, es solo una formalidad, toma la mano del mayor y la aprieta un poco para transmitirle su confianza, gira la manija para entrar a la casa con los dedos entrelazados, el omega lo guía a través de la sala de estar y le muestra unas cuantas fotografías que están en el pasillo.

—¡Ahí estás, bebé! —el mayor señala una fotografía donde el castaño aparecía de niño, tenía una pierna flexionada hacia atrás y vestía pantalones cortos de color rojo—. Todo un atleta —Jimin lo miró con ojos entrecerrados—. El atleta más hermoso que he visto.

—No obtendrás mi perdón tan fácil, Jeon —rueda los ojos pero aprieta su agarre sobre la mano del ojiverde, siguen caminando hasta llegar al comedor donde se reúnen con todos.

—¡Que bueno que llegan, ya quiero abrir mis obsequios! —dice una emocionada Shinhye.

—Gracias por saludarme tan amorosa, Hye —dice Jimin mientras él y el ojiverde saludaban a sus padres—. Antes de que abras tus regalos, Jungkook y yo tenemos que decir una cosa —sonríe hacia el alfa que se encontraba indeciso sobre a quien debía mirar, si al padre de Jimin que oír lo que éste dijo había abierto los ojos y su ceño se había fruncido, a sus padres que estaban algo sorprendidos o a Jimin que le mostraba la sonrisa que lo hace olvidar todos sus problemas, indudablemente se decidió por mirar a su precioso chico.

—Así es —asiente el ojiverde—. Yo, emmm... —su garganta se secó hasta que sintió que Jimin le apretaba la mano para demostrar su apoyo—. Ayer por la noche le pedí a Jim permiso para cortejarlo y él aceptó.

—¡Oh que alegría! —festeja Jiyoung.

—Espera... ¿no lo estabas cortejando ya? —regaña Hyungwon y Jungkook solo hace una mueca de pena haciendo reír al omega.

—Felicidades muchachos, nunca es tarde y nos alegramos mucho por ustedes —dice Sunhwa entre risas por ver la pena en el rostro del alfa, todos se acercaron a abrazarlos y felicitarlos.

—Felicidades, chicos —Hyunbin, el último en abrazarlos, suelta un suspiro—. No me alegra ver crecer tan rápido a mi cachorro, pero tú eres un muy buen alfa y sé que lo harás muy feliz —sonríe hacia Jungkook y este al fin puede liberar el aire que había estado reteniendo sin saberlo, todo había salido bien y podría cortejar al amor de su vida sin problemas ni oposiciones, iba a unirse a Jimin si este así lo quería, la simple idea hacía a su lobo mover la cola contento.

✧✦✧

Pasaron alguna horas conviviendo entre todos y desenvolviendo los regalos se les entregaban, Shinhye recibió unos audífonos inalámbricos que pidió por mucho tiempo, además de una cámara de fotografías instantáneas, Jimin entregó los regalos que habían comprado para sus padres y los del alfa, y todos agradecieron contentos.

—Sé que no hay nada que no puedas comprarte tú mismo, así que esto tiene más significado que valor monetario —el omega se sienta al lado de Jungkook, ambos estaban solos en la sala de estar pues los demás preparaban la comida.

—¿Mi precioso omega enojado va a regalarme algo para navidad? —habla con burla y sorbe su nariz, la congestión se convirtió en escurrimiento nasal volviéndolo sumamente incomodo, su voz estaba un poco rasposa y el dolor de cabeza había vuelto.

—Okay, no te daré nada —hace el intento de levantarse pero Jungkook lo toma por la cintura para traerlo hacia su regazo donde el menor se sentó cómodamente con las piernas colgando.

—¡Es broma, es broma! —se escuda entre risas—. Dime qué es, aunque lo amaré sea lo que sea —rodea el menor por la cintura.

—Ábrelo —le entrega una caja pequeña que el otro comienza a desenvolver—. Busqué mucho en internet para encontrarlo —el rizado saca una botella de cristal transparente.

—¡Un perfume! —destapa la botella y la acerca a su nariz para olfatearla—. Lo siento, tendré que olerlo después porque mi nariz no está funcionando, amor —sorbe de nuevo y sonríe apenado, Jimin suelta una risa fuerte.

—¡No huele a nada! —explica—. Es un neutralizador, no funciona tanto tiempo como los supresores pero al menos podrás usarlo —se encoje de hombros.

—Jim... —no sabía que decir, nunca esperó que el omega le daría algo para ocultar su aroma, no sabe como reaccionar porque hace tiempo que ya no pensaba en eso, ahora tenía una muy buena comunicación con su alfa y a decir verdad, no sabe si quiere volver a los supresores cuando le sea permitido, pero una parte de él sigue detestando cuando otros le huyen la vista o agachan la cabeza ante él por ser considerado superior, odia eso.

—Sé que no te agrada cuando las personas te temen o te tratan diferente por ser alfa puro, podrás ocultar tu aroma si así lo quieres, sin correr riesgos ni adormecer a tu alfa —sonríe—. Aun no sé que tan bien funciona, porque no se vende mucho, pero puedes intentarlo como algo temporal.

—Te amo mucho —lo abrazó más fuerte—, muchas gracias por ser como eres y por preocuparte por mi de esta forma.

—Claro que lo hago, comprendo que es difícil adaptarte —sonríe hacia el alfa.

—Eres el mejor del mundo —besa la mejilla del omega y este refunfuña.

—¡Jungkook, no seas así! —reprocha—. ¡Ya bésame, tonto! —exige.

—Amor... —hace un puchero triste.

—Literalmente vivimos en el mismo lugar, tomamos de los mismos vasos y cubiertos, dormimos en la misma cama, si me vas a contagiar ya lo hiciste —rueda lo ojos.

—Bien —el mayor se encoje de hombros y acuna el rostro del menor con una mano, junta sus labios para darle un beso rápido—. Extrañé mucho besarte —de nuevo ataca la boca contraria con varios picoteos rápidos, su lobo suspira contento por poder saborear de nuevo la boca de su omega, solo unas pocas horas pasaron pero se sintieron como una eternidad sin tocar los labios de su precioso novio.

—Yo también —sonríe entre uno de los besos y acaricia el cabello rizado cuando este esconde la nariz en su cuello pero no dura mucho porque el alfa comienza a toser un poco.

—Lo siento, bebé —se disculpa con una cara frustrada.

—Será mejor que nos vayamos, necesitas descansar —acaricia su mejilla y se pone de pie para que ambos caminen hacia los demás para despedirse—. Tenemos que irnos, mami —llega con la omega y besa su mejilla—. Lamentamos no comer con ustedes pero Kook está enfermando y después no podrá conducir.

—¡Oh, cachorro! —Jiyoung se acerca a su hijo y tienta su frente con la palma, Hyungwon también lo veía preocupado.

—Estoy bien, solo es un resfriado —agita sus manos al frente para restarle importancia. Luego de un poco más de minutos donde el alfa trataba de convencer a sus preocupados padres de que su gripe no era nada mayor, los alfas por fin accedieron y la joven pareja por fin pudo emprender el camino hacia su departamento.

—Kook, mira el perrito —habla el omega, estaban detenidos en un semáforo. Su dedo señalaba un rincón a unos cuantos metros de distancia, un perrito estaba escondido dentro de una caja, sus ojos se veían tristes y temerosos, Jimin asomó su cabeza fuera de la ventana buscando a quien sea que fuera el dueño del cachorro—. ¡Alfa, está solito!

—¿Estás seguro? —su ceño se frunció al no ver a nadie cerca—. Tal vez traiga un collar, voy a detenerme para buscar a su dueño —avisa girando el volante para dar una vuelta y estacionar la camioneta, Jimin baja sin esperarlo y se dirige apresurado hacia el pequeño cachorro que temblaba de vez en cuando, lo toma en sus manos para comenzar a buscar alguna placa—. Creo que la abandonaron, bebé —concluye al no ver ninguna identificación, y darse cuenta de que, la que ahora saben es una cachorra, se encontraba delgada y sucia.

—No podemos dejarla sola, alfa —niega el menor con los ojos aguados—. Mírala, es tan pequeña —no despegaba la vista del animal.

—Llevémosla al departamento —propone el mayor.

—¿Lo dices enserio? —los ojitos brillaban emocionados en dirección al alfa pero algo se apagó dentro de ellos—. Pero no admiten animales —niega.

—Si no se enteran no nos dirán nada —sonríe y comienza a acariciar las orejas del animalito—. No podemos solo abandonarla, puede pasarle algo —le quita a la perra de las manos y la arropa un poco con su abrigo sosteniéndola con una sola mano, con la otra tomó la de Jimin para comenzar a caminar hacia la camioneta.

—Cada día me convences más de que eres el ser humano más valioso de este mundo, Kook —se estira para dejar un beso en su mejilla pero antes de que pudiera siquiera tocarlo, el mayor se dobló para estornudar.

—Lo siento, amor.

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